La Importancia de los ejercicios del levantamiento olímpico para el desarrollo de la Fuerza rápida
La Importancia de los ejercicios del levantamiento olímpico para el desarrollo de la Fuerza rápida
En los programas de entrenamiento de numerosos deportes en los que domina la fuerza rápida se utilizan numerosos ejercicios propios del entrenamiento del levantamiento de pesas olímpico o ya sea los dos ejercicios de competición arranque y envión. Sin embargo, en numerosos casos, el análisis hasta el momento de la práctica de estos ejercicios, sea en los deportes individuales, sea en los deportes de equipo, no comporta una mejoría de las prestaciones. Se busca, por lo tanto, de exponer las causas que son la base de este fenómeno y, al mismo tiempo, de proveer consejos por un eficaz empleo de los ejercicios de competición y entrenamiento de la halterofilia en los programas de entrenamiento de los otros deportes.
En los últimos veinte años muchas investigaciones han logrado probar que los ejercicios por fuerza que se utilizan en la halterofilia serían muy eficaces para realizar elevadas prestaciones que dependen sobre todo de la fuerza rápida. Así, ya en el 1988, Heyden et al. en un estudio sobre atletas nacionales del Bundesverband Oeutscher Gewichtheber (Federación alemana de los levantadores de peso) lograron probar que existen correlaciones significativas entre los valores de fuerza máxima en el squat con barra sobre el pecho, la fuerza máxima isométrica en el ejercicio de extensión de los miembros inferiores, la extensión sobre la cabeza y muchas pruebas de esprint, salto y envión. Los valores superiores a 70 cm alcanzados en este estudio en la prueba de Abalakov (salto sin empleo de los miembros superiores) representan valores que consiguen pocos atletas de otros deportes, en los que elevadas prestaciones de salto tienen una importancia esencial.
Stone et al. (2000, 2006) como McBride et al. (1999), a través de la medición de la potencia física en la prueba de salto vertical han demostrado que los valores de los levantadores de pesas son superiores a los de velocistas, powerlifter y atletas de especialidad de fuerza de otras disciplinas deportivas, independientemente de si los saltos fueron ejecutados con una sobrecarga elevada, escasa o sin sobrecarga. Una atención particular merecen, sobre todo, los saltos sin sobrecarga, visto que los saltos no representan uno de los contenidos principales del entrenamiento de la halterofilia y sólo son insertados ocasionalmente en el entrenamiento. De este punto de vista son particularmente interesantes las investigaciones de McBride et al. (1999), en cuánto han logrado demostrar que, por lo que concierne a el desarrollo de una elevada potencia física en la prueba de salto vertical, los halterófilos fueron claramente superiores a los powerlifter. Ya que ambos los grupos posee un nivel elevado de fuerza máxima en la flexión sobre los miembros inferiores o en la cadena de los extensores de la pierna, de estos resultados se tiene que deducir qué existe otro componente al que tiene que ser atribuida la responsabilidad de las prestaciones de salto de buenas a excelentes de los halterófilos.
La ventaja decisiva de los halterófilos es representada por su capacidad de producir una elevada subida de la fuerza (fuerza explosiva). hay muchos contenidos de su entrenamiento que pueden representar una aproximación que explica este hecho. En primer lugar, un aspecto positivo por la situación de prueba es que, aunque ocasionalmente, cada vez más en su proceso de entrenamiento son integrados saltos, el que es una ventaja, sobre todo del punto de vista coordinativo. Además, la técnica de flexión sobre los miembros inferiores que se utiliza en la halterofilia, es caracterizada por una posición muy erguida del tronco, por lo que gran parte del trabajo de levantamiento (Barra más peso corporal) es realizado por la cadena extensora de las piernas, mientras que la mayor inclinación del tronco de los powerlifters hace que en el proceso de levantamiento la musculatura dorsal desarrolle un papel claramente mayor de lo que no les ocurre en los halterófilos.
Pero el punto más importante por cuánto concierne a las diferencias de fuerza explosiva entre powerlifter y halterófilos se encuentra, en cambio, en la ejecución de los ejercicios de envión y los ejercicios de arranque y derivados de estos . Estos ejercicios de entrenamiento de la fuerza presentan la ventaja que, contrariamente a los ejercicios de flexión sobre los miembros inferiores, solo pueden ser ejecutados de modo explosivo y el atleta es obligando a desarrollar rápidamente su fuerza o a producir una empinada subida de la fuerza misma (Faccioni 2007). En estos ejercicios, para lograr en una tentativa con una carga máxima o casi, es necesario que la barra sea acelerada a una velocidad de al menos 1,2 m/s en el envión y de 1,7 m/s en el arranque, para lo que disponen solo de 270 a 340 ms - fase explosiva de tirada - antes de la fase de ensamble y metida bajo la barraCharniga 2003). El período de tiempo que transcurre desde el momento en que la barra deja el suelo hasta el momento en que es apoyada en los hombros en la posición a piernas agachadas en el envión o es levantado a brazos extendidos sobre la cabeza en el arranque, es inferior a un segundo (Stone et al. 2006). estos valores de velocidad, sea en el arranque sea en el envión, valen a lo sumo para la técnica de competición con una calidad de movimiento de nivel que prevee la metida debajo de la barra. Mas mala es la técnica, más tiene que ser elevada la velocidad a alcanzar para lograr llevar a cabo con éxito una tentativa (cfr. Hedrik 1993; Stone 1993). Si la barra es cargada al pecho o al tirón es ejecutado en la posición erguida (cargadas de potencia o desde soportes), en el tiempo disponible el balancín tiene que ser acelerado con una velocidad todavía mayor. Mientras en la halterofilia los atletas alcanzan velocidad de unos 1,5 m/s Cargadas al pecho de potencia en flexión de piernas o en la posición erguida) o de 2,0 m/s (Arranque de potencia en flexión de rodillas o en la posición erguida), en estos ejercicios, según la experiencia, atletas ejercitados de otros deportes alcanzan velocidades entre 1,7 o 2,3 m/s. Esta diferencia explica porque a velocidades más bajas en los atletas que no provienen del levantamiento pesas falta el corage de "saltar o meterse debajo de la barra " a causa de una técnica insegura y el temor a lesionarse. Si no se intenta mover el peso a levantar con una contracción lo más explosivo posible, puede esperarnos que el efecto positivo sobre la fuerza explosiva será muy menor o que, según el nivel de entrenamiento, no se podrá alcanzar ningún efecto positivo (Almasback, Hoff 1996; Behm, Sal 1993; Hakkinen, Komi 1985; Hatfield 1982; Leonid, Gundega 2000; Ramilletes et al. 2000; Muller 1985; Tokeshi et al. 1998; Young, Bilby 1993). Mientras en la flexión sobre los miembros inferiores son posibles ambas variantes (su ejecución explosivay no explosiva) en los ejercicios arranque y envión no existe elección, en cuánto con una ejecución no explosiva o lenta la barra no alcanza la altura de vuelo necesaria para luego ser cargada al pecho o llevada sobre la cabeza con los miembros superiores extendidos.
La necesidad de que los atletas deban poner su atención a una expresión explosiva de la fuerza podría ser explicada con el hecho que, en la tentativa de hacerlo se activan al mismo tiempo más unidades motoras. Eso significaría un mejoramiento de la sincronización (cfr. Kuchler 1983; Milner-Brown, Stein, Lee 1975). Esta activación sincrónica de un mayor número posible de unidades motoras parece tener una importancia fundamental para una buena expresión de un régimen de fuerza explosiva (Komi 1989; Sal, Mc Dougall 1981) y representa un fenómeno que se encuentra sobre todo en los atletas de deportes que precisas un buen desarrollo de la fuerza máxima (Felici et al. 2001; Milner, Brown, Stein, Lee 1975). Cuánto hemos expuesto hasta ahora es subrayado por muchos autores, que son de la opinión de que los ejercicios de arranque, envión y "cargada al pecho" y demás ejercicios auxiliares se constituyen como ejercicios indispensables por el desarrollo de una elevada fuerza explosiva (Garhammer, Gregor 1992; Haff, Potteiger 2001; Hoffman 2002; Marandino 2002; McBride et al. 1999; Hori et al. 2005; Sheppard 2003, 2004; Young 1991). Así muchos grupos de trabajo han logrado establecer una relación entre las prestaciones en los ejercicios de entrenamiento y competición de la halterofilia y con los test de salto (Caravana, Garret, Armstrong 1996; Carlock et al. 2004; Garhammer, Gregor 1992; Hoffman et al. 2004; Hedrick 2004) o a demostrar que la aceleración angular en los ejercicios de la halterofilia son muy parecidas a las que se encuentran en la extensión de la rodilla en los movimientos de salto (Burkhardt, Garhammer 1998; Caravana, Garret, Armstrong 1996).
Por otro lado se tiene que subrayar que la base de prestaciones elevadas en los ejercicios de competición de la halterofilia es representada por una elevada fuerza máxima desarrollada a través de una flexión profunda de los miembros inferiores (Carniga 2001; Garhammer 1980; Stone et al. 2006), ya que el grado de expresión de la fuerza explosiva tiene una relación con la fuerza máxima (Buhrle, Muller, Schmidtbleicher 1977; Buhrle, Schmidtbleicher 1977; Heyden, Droste, Steinhbfer 1988; Hoff 2001; Murphy, Wilson, Pryor 1994; Pearson et al. 2002) y ambos parámetros presentan una correlación muy significativa entre 0,5 y 0,75 (Buhrle 1993; Buhrle, Schmidtbleicher, Ressel 1983; Kibele, Gollhofer, Muller 1989). La relación entre una elevada fuerza máxima y prestaciones de fuerza rápida disminuye cuando el peso que tiene que ser movido es menor (Kaneko et al. 1983; Kraemer, Newton 1994; Toyoshuma, Miyashita 1973; Verchoshansky 1979, 1995; Zatsiorky 1995). Ya que los ejercicios de la halterofilia representan ejercicios de entrenamiento de la fuerza que se ejecutan con pesos de elevados a máximos (sólo raramente el número de las repeticiones por seie es superior a 6) es evidente el elevado influjo de la fuerza máxima sobre las prestaciones de la halterofilia (Bosco 1992; Delecluse 1997, Hakkinen, Kauhanen, Komi 1985; Kaneko et al. 1983; Komi 1979, 1989; Komi, Hakkinen 1989; Murphy, Wilson, Pryor 1994; Zatsiorsky 1995).
La tentativa de conseguir un nivel fuerza máxima elevado de la cadena de los extensores solamente por la ejecución de ejercicios de arranque y envión no será coronada con éxito. Por consiguiente, en la primera fase, a través de los ejercicios de sentadilla (squat) con la barra sobre el pecho y con barra sobre los hombros y un contemporáneo entrenamiento de la técnica con cargas medianas por la mejoría de la calidad en los ejercicios preparatorios (por ejemplo, "tirones en suspensión ") y de los ejercicios de competición "de arranque y envión", se trabajará en la construcción de un elevado nivel de fuerza máxima, antes de estimular, en una segunda fase, el potencial muscular por levantamientos explosivos de pesos elevados que van en el sentido de rápidas exteriorizaciones de la fuerza. Recordando que también y, sobre todo, cuando se levantan pesos elevados tiene que ser conservada una elevada calidad del movimiento. La experiencia de la halterofilia demuestra, por ejemplo, que una disminución de la velocidad de la barra a menos de 1,5 m/s en el ejercicio de entrenamiento "Tirones" puede llevar a un empeoramiento de la técnica y, por lo tanto, tiene que ser considerado contraproducente. Este entrenamiento en gimnasio debería ser siempre acompañado de sesiones de entrenamiento que prevean movimientos deportivos específicos para reforzar la transferencia al movimiento de competición.
Problemas generales de la integración del entrenamiento de la fuerza en el proceso global del entrenamiento
Como demuestra la práctica del entrenamiento existe una serie de problemas, a causa de los que, en muchos casos, no se produce el efecto positivo del entrenamiento de la fuerza sobre la prestación de competición que se quiere conseguir. Estos problemas a menudo comienzan con la actitud que asumen hacia el entrenamiento de la fuerza entrenadores y atletas. Así, en muchos deportes, todavía hoy, encontramos una especie de desconfianza, o rencor , hacia el entrenamiento de la fuerza, por lo siguen escuchándose expresiones como : "El entrenamiento de la fuerza te pone lento", "ya mi atleta no es como ágil como antes ", "no necesitamos de ello". Obviamente el papel del entrenamiento de la fuerza debe ser valorado de otra manera por deporte a deporte. Mientras en algunos deportes debería ser aplicado sobre todo por motivos preventivos, en mucho otros representa un contenido fundamental del entrenamiento, gracias al desarrollo de la fuerza rápida o de la fuerza explosiva. Pero en casi todos los deportes debería ser realizado por uno o por otro motivo.
Por cuánto concierne a los atletas debe mencionarse que, a menudo, el entrenamiento de la fuerza representa aquella parte del programa de entrenamiento que sólo es ejecutada como medida obligatoria y casi es considerado un mal necesario. Eso, a su vez, produce un efecto negativo sobre la motivación y por lo tanto sobre las prestaciones de entrenamiento. Todo eso, combinado a las ideas, en parte completamente equivocados, sobre como debe ser programado un entrenamiento de la fuerza y sobre cuáles deben ser los presupuestos para que pueda tener un efecto positivo sobre el rendimiento, hace que, en muchos casos, estas intervenciones de entrenamiento estén condenadas al fracaso, todavía antes de comenzar. También en aquellos atletas que, fundamentalmente, se presenta una actitud positiva hacia el entrenamiento de la fuerza puede suceder, que, a pesar de este entrenamiento no se vean mejorías en los test de fuerza rápida y fuerza explosiva. Si se analizan los planes de entrenamiento, a menudo, se puede observar, críticamente, que el tiempo dedicado al entrenamiento de la fuerza es demasiado escaso para poder conseguir mejorías. Se trata de un problema que no puede ser siempre solucionado, en cuánto existen factores, como, por ejemplo, el volumen global de entrenamiento, los objetivos principales del entrenamiento de aquel momento o faltas individuales en otras capacidades condicionales o de tipo técnico-tactico, que hacen de por sí, que al entrenamiento de la fuerza pueda ser sólo dedicado un tiempo muy limitado. Eso puede ser verdadero en muchas fases de la temporada anual, pero no tiene que representar un pretexto para descuidar a largo plazo el entrenamiento de la fuerza en el proceso de entrenamiento.
También se observa a muchos atletas en la sala pesas, que por la falta de la aplicación de una INTENSIDAD adecuada en los movimiento o en la elección de las cargas, el entrenamiento de la fuerza no puede tener ningún efecto. Por un lado observamos una ejecución lenta o apática y a menudo asistemática de ejercicios diferentes, por otro un entrenamiento con sobrecargas que son muy inferiores a lo que sería necesario para conseguir un incremento de la fuerza rápida y fuerza explosiva. Así, a menudo, se ven atletas que no son capaces de ejecutar un semisquat (muslos paralelos al piso) limpio con un peso igual al de de su peso corporal o el ejercicio de cargadas al pecho con un peso equivalente a la mitad de su peso corporal . Se trata de sobrecargas que, además, logran ser levantadas por practicantes de deportes "de tiempo libre" que, a veces levantan hasta sobrecargas mayores. En este caso, el problema consiste en una muy escasa activación neuromuscular de la musculatura relevante de la prestación. El sistema nervioso, en efecto, puede explotar sus posibilidades de máximo control (reclutamiento, frecuencia de descarga y sincronización) sólo si es obligado a hacerlo gracias a sobrecargas elevadas y a un empeño explosivo de la fuerza.
Las indicaciones mostradas en la tabla1 vale para atletas que se supone realicen un entrenamiento bisemanal de la fuerza. Las sobrecargas relativas (AL PESO CORPORAL) mostradas en la tabla deben ser consideradas como intensidad de la carga que deberían representar el objetivo del entrenamiento en una construcción plurianual del entrenamiento: sus límites inferiores deben ser considerados un objetivo obligado, y los superiores como lo mejor posible.
Ejercicio | Múltiplo del peso corporal | Aconsejados para deportes de fuerza rápida |
Sentadilla (profunda) | 3,5 | 1,5-2,0 |
Sentadilla (barra sobre la espada, muslos paralelos al piso) | -- | 2,0-2,5 |
Sentadilla (barra adelante. s/pecho) | 3 | 1,5-2,0* |
Arranque | 2,5 | 1,0-1,5** |
Arranques colgados (desde muslos barra suspendida) | 2 | 1,2 |
Envión | 3 | 1,5-2,0* |
Cargadas al Pecho (desde muslos, barra suspendida) | 2 | 1,5 |
Valores de sobrecarga a alcanzar en los ejercicios mas importantes del entrenamiento de la fuerza para articulaciones inferiores; dependiendo de la capacidad técnica: *elevada;** muy elevada | ||
Tabla 1: Valores objetivos para los ejercicios del entrenamiento |
Sobrecargas relativas superiores a estos límites exigen, por lo general, un incremento del volumen del entrenamiento de la fuerza superior a aquél que puede ser realizado en la mayoría de los deportes. Los valores que se encuentran en la primera columna (Pesistas) son valores extremos que se basan en prestaciones de récord mundial (arranque y envión) y sobre prestaciones máximas de entrenamiento. Por esta razón no representan valores medios y no son transferibles a todas las categorías de pesistas.
Muchos entrenadores, leyendo estos objetivos se sorprenderán por el nivel de estos datos o valores, y los considerarán no realistas, pero no es así sobre todo en lo que concierne a algunos deportes individuales. Nuestras investigaciones con estudiantes
de educación física (n = 196) han dado un factor de 1,4±0,4 en el ejercicio de squat con barra sobre los hombros (muslos paralelos al piso). Para quien se ponga el objetivo de convertirse en atleta de alto nivel, sobre todo si se trata del atleta de un deporte en el que la fuerza rápida tiene un valor elevado y, por lo tanto, el entrenamiento de la fuerza representa a una componente estable del proceso de entrenamiento, el objetivo: "Levantar el doble del peso corporal", no puede representar realmente a largo plazo un objetivo imposible en el curso de un proceso de entrenamiento. Para los juegos deportivos, el límite inferior tiene que ser considerado apropiado, en cuánto, sobre todo durante la temporada, se puede trabajar sólo para mantener el nivel por fuerza alcanzado. Los presupuestos para conseguir este nivel de fuerzas son:
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Una construcción continua plurianual de las capacidades de fuerza;
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Una asistencia técnica competente (sobre todo para los ejercicios de arranque y envión: aquí se decide el éxito o la inutilidad de cada entrenamiento);
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Una iniciación del entrenamiento de la fuerza como mínimo durante el entrenamiento juvenil (si el entrenamiento de la fuerza se es iniciado en mayor edad, por lo general, no se pueden alcanzar los valores de la tabla).
En muchos atletas, déficits musculares y limitadas capacidades de movilidad articular, sobre todo de la región de las caderas y de los hombros, provocan ulteriores problemas. Muchos atletas no poseen la movilidad articular necesaria para ejecutar de forma limpia o sin movimientos de compensatorios los ejercicios que hemos citado. En lo que concierne el aspecto muscular, por lo tanto, al desarrollo y la estabilidad de la musculatura dorsal representan un presupuesto importante para que se pueda iniciar el entrenamiento de estos ejercicios con sobrecargas pesadas. Por esta razón, ante todo, hace falta eliminar los déficit en este sector hasta poder lograr garantizar una posición estable del cuerpo durante la ejecución de estos ejercicios, y, paralelamente se debería continuar en la consolidación de la musculatura de los hombros que tiene que una gran importancia no descuidar de ellos. Así, algunos autores atribuyen a un escaso desarrollo de la musculatura del tronco las bajas prestaciones relativas al peso corporal en el levantamiento de pesas de los atletas (Gotschalk et al. 1998; Stone et al. 2006).
Como se puede ver fácilmente de la anterior exposición, si se quiere que el entrenamiento de la fuerza pueda producir un efecto sobre la mejoría de la prestación son importantes dos factores: paciencia y disciplina. Quien afronta el entrenamiento de la fuerza sin la justa actitud y la necesaria intensidad, desperdicia un precioso tiempo de entrenamiento que pudiera utilizar mejor en otro modo. En efecto, por las razones que hemos expuesto, un entrenamiento sólo ejecutado como coartada no puede producir los efectos intencionales, como puede explicarse sea con base en las experiencias de la práctica del entrenamiento sea con razones fisiológicas.
Problemas especiales de la integración en otros deportes de los ejercicios de entrenamiento y de competencia del levantamiento olímpico de pesas
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La integración de los ejercicios de entrenamiento y competición de la halterofilia en el entrenamiento de otros deportes, además de los problemas anteriormente descritos también comporta otros dos: por un lado, el temor de lesiones, que, generalmente, en estos ejercicios extremadamente dinámicos son mayores que en ejercicios controlados y ejecutados bastante tranquilamente y, por otro, los elevados requisitos de capacidades técnicas de los atletas, sobre todo en los levantamientos de competición, arranque y envión. Al respecto hace falta subrayar que existe una relación directa entre la calidad de los movimientos del atleta en estos - difíciles ejercicios y la capacidad del entrenador qué tiene la tarea de encontrar el modo que en el curso de los años los atletas alcancen el nivel más elevado de resultados posibles (cfr. Hori et al. 2005; Stone et al. 2006). Mas mala es la formación del entrenador en estos ejercicios, mayor es el riesgo de traumas por parte del atleta. Los ejercicios de preparación (por ejemplo, cargada al pecho y tirones colgados o por encima de la rodilla con toma ancha, tirones colgados o por encima de la rodilla con toma estrecha, etcétera), son ciertamente más fáciles, pero la regla del entrenamiento demuestra que también en estos casos existe el miedo de trabajar con sobrecargas elevadas. Por ejemplo, en el ejercicio. "cargadas al pecho desde soportes", la fase excéntrica del movimiento (cargada de la barra después del tirón) representa un gran problema para muchos atletas que tiene una musculatura débil de la cintura escapular en cuánto el peso tiene que ser retomado de nuevo y eso presupone estabilidad de la musculatura del tronco y los hombros.
La única posibilidad que tienen a los atletas de eliminar cada temor en la ejecución de estos ejercicios es aprender una ejecución correcta del movimiento, entrenarse continuamente y desarrollar un sólido corsé muscular. El aprendizaje de una ejecución correcta del levantamiento es no solamente importante desde el punto de vista de la prevención de las lesiones , pero también porque la eficacia relativa al ejercicio coincide con la ejecución correcta. Uno de los principales errores es un cambio de la técnica tal de alejar la sobrecarga de los miembros inferiores, por cuyo el peso es acelerado sobretodo por el tronco. Ya que estos ejercicios se tienen el objetivo de obligar a la cadena muscular extensora a expresar fuerza de modo explosiva, es evidente que esta variación de la técnica disminuye el estímulo de entrenamiento de los miembros inferiores (cfr. Garhammer 1980). El objetivo del movimiento, en efecto, no consiste en el acelerar la barra de cualquier modo para lograr llevar a cabo el proceso de levantamiento del peso pero si de acelerar la barra hasta la velocidad necesaria, utilizando la musculatura justa.
O'Shea (1979) habla de tres fases:
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El primer período de entrenamiento sirve, sobre todo, al aprendizaje de la técnica correcta y a la construcción de una base de fuerza por un lento, pero constante aumento de la fuerza máxima. El incremento de la fuerza máxima de la cadena extensora debe de ser realizado con ejercicios de base como los squat profundos con barra sobre el pecho y con barra sobre los hombros. Al mismo tiempo, en cambio, se tiene que procurar el desarrollo de una sólida musculatura del tronco y de la cintura escapular, de otro modo, si se , continua en el proceso de entrenamiento, influenciaría negativamente los progresos en el desarrollo de la fuerza de los miembros inferiores. Para esta primera fase de entrenamiento O'Shea propone de nueve a doce meses.
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En el segundo año se debería realizar un continuo aumento del volumen de entrenamiento de la fuerza, con una ulterior mejoría de la fuerza máxima en los ejercicios de base de este entrenamiento. Este bloque de entrenamiento, además, sirve para perfeccionar todas las técnicas de levantamiento (cfr. Hasegawa et. al. 2002) que, sucesivamente, representarán un presupuesto imprescindible para el posterior levantamiento explosivo de pesos máximos o casi máximos. Una escasa calidad del movimiento multiplica el riesgo de lesiones en la sala pesas. En esta fase puede ser completamente racional ejecutar ejercicios laboriosos como el arranque, el envión, la cargada al pecho, etcétera con pesos ligeros o medianos que, ciertamente, no producen ningún efecto de hipertrofia que sea de notarse o un aumento de la fuerza máxima, pero son muy útiles como preparación y aprendizaje de una correcta técnica de ejecución (cfr. Marfadino 2002). Sobre cuáles ejercicios se deben poner el acento en el entrenamiento de la fuerza depende, en algún apunto, del deporte que se practique. Se tiene que en todo caso siempre que esforzarse en una consolidación de la completa musculatura esquelética, en cuanto a menudo es subvalorada la función de estabilización y sostén de muchos grupos musculares. Así, por ejemplo, para la ejecución de squat con sobrecargas pesadas es indispensable una musculatura estable del tronco tal como un buen desarrollo de la musculatura de los hombros y el cinturón escapular para garantizar una suficiente estabilización de toda la columna vertebral (Adamczewski, Dickwach 1991; Joch 1992; Luchtenber 1988; Sanderson 1988).
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En el tercer año y los siguientes se tiene que tratar de realizar un volumen de la carga de entrenamiento en el sector del desarrollo de la fuerza que puede ser considerado máximo para el deporte practicado. Este máximo es definido por el grado de importancia de la fuerza rápida en el deporte y el tiempo que puede ser dedicado en el mismo para el desarrollo de las capacidades de fuerza sin perjudicar excesivamente otros contenidos del entrenamiento. O'Shea (1979, 73) puntualiza este aspecto: "... el atleta tiene que tratar de mantener un equilibrio entre la fuerza y la técnica de competición de su especialidad. Es en efecto crucial recordar que la fuerza sin la técnica es inútil y viceversa". En esta fase la técnica de ejecución de los ejercicios de la halterofilia, en particular del arranque y del envión deberían tener que alcanzar un nivel tal que sea posible un entrenamiento con sobrecargas máximas en esos ejercicios. El período de tiempo que será necesario para llevar al máximo nivel de fuerza nivel las capacidades de los atletas en el ámbito permitido por el deporte practicado, depende de la cantidad de tiempo que puede ser invertido en el entrenamiento de la fuerza. O'Shea (1979), afirma que a los atletas del del atletismo (sobre todo los lanzadores), suponiendo que se realicen cuatro unidades de entrenamiento de la fuerza a la semana, es necesario un período de tiempo de seis a ocho años para llevar la fuerza máxima y la fuerza explosiva a aquel nivel de prestación que es necesario para conseguir resultados de máximo nivel internacional. Si en un deporte el desarrollo de la fuerza rápida tiene un papel menor y otros contenidos del entrenamiento no permiten volúmenes parecidos de entrenamiento en el sector de la fuerza, eso influye directamente en el tiempo necesario a conseguir un nivel de prestación de fuerza aceptable para un deporte.
Los Autores:
Dr. Klaus Wirth, colaborador científico del Instituto de ciencia del deporte, Departamento Ciencias motrices y del entrenamiento, Universidad Johann Wolfgang Goethe, Francfort
Martin Zawieja, Director de formación de la Federación Alemána de Levantamiento Pesas
Título original: Erfahrungen aus dem Gewichtheben for das leistungssportliche Krafttraining, Leistungssport, 5, 2008,10-13
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